
-No estoy seguro, tan solo sé que Dios es mi inspiración.
Y entonces cada uno se iba a hacer su tarea y lo dejaban pintar. El monje solamente comía, rezaba cuando tocaba, dormía y pintaba el cuadro, jamás se cansó hasta que lo hubo terminado y entonces, satisfecho, se fue a rezar mientras los otros monjes, asombrados se preguntaban cual sería su significado o, tan solo su finalidad.
Mucho pensaron, y una mañana, al despertar , el cuadro había cambiado, la figura del que supuestamente era Dios cambió de postura, adoptando una extraña pose y sus ropajes desaparecieron mostrando su cuerpo desnudo. En ese momento el desgraciado autor del cuadro apareció por allí y, todos le miraban preguntandose como se atrevió a blasfemar de aquel modo. El monje, aterrado, salió corriendo y los otros le siguieron hasta el mismo fin de las tierras de la abadía.
Tropezó con una raíz de un gran roble, entonces llegaron los monjes y le encontraron desmayado y esperaron a que despertara y entonces lo acusaron de nigromancia, artes oscuras y blasfemia y lo quemaron vivo.
Más tarde se descubrió que el cuadro no cambió, pues tan solo fue un cambiazo de su celoso hermano que quiso hacer una "bromita".